La última gota fría se ha llevado por delante 300.000 hectáreas de huerta y cultivos
El mes de septiembre marca el fin del verano y el comienzo el otoño pero también es un periodo que suele estar protagonizado por las lluvias. Unas precipitaciones que, en muchas ocasiones, caen bajo el fenómeno de la gota fría o la DANA.
Estos importantes eventos climáticos suelen traer grandes volúmenes de agua con importantes beneficios para toda la sociedad, especialmente en el campo y el sector agrícola.
No obstante, si las lluvias son torrenciales, muy intensas, y en forma de granizo, pueden dañar los cultivos con desastrosas consecuencias para la cosecha.
La última gota fría que ha sufrido nuestro país se ha llevado por delante más de 300.000 hectáreas de cultivos, siendo el litoral Mediterráneo el más afectado por las lluvias torrenciales, las riadas y las inundaciones. Las pérdidas económicas son innumerables.
«La gota fría ha dejado numerosos daños en infraestructuras, invernaderos y explotaciones agrícolas y ganaderas»
ASAJA-Almería ha estado evaluando los resultados del temporal de lluvia que azotó la provincia y que ha dejado numerosos daños en infraestructuras y explotaciones agrícolas y ganaderas. En esta región, se ha estimado que 350 hectáreas de invernadero se han visto afectadas por inundación y cerca de un centenar caídas.
La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) ha descrito los efectos del temporal como «dramáticos» para las personas y “muy dañinos” para la agricultura en amplias zonas del país, y ha pedido la declaración de zona catastrófica ante “uno de los peores temporales que se recuerdan”.
«Hay importantes infraestructuras destrozadas, cosechas de huerta anegadas y en muchos casos pérdidas, la vendimia paralizada y daños aún por conocer en campos de cítricos, frutales, olivos y explotaciones ganaderas, muchas de ellas incomunicadas por el agua», señalan.
La gota fría y el campo
“La gota fría suele puede afectar de forma negativa al campo, como todos los fenómenos extremos, aunque es cierto que sus efectos suelen ser geográficamente muy limitados a las zonas donde se producen lluvias muy intensas”, detallan fuentes de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA).
Por su parte desde ASAJA Valencia, recalcan que en un principio «las lluvias eran beneficiosas» para el campo valenciano, ya que veníamos de un año con «déficit hídrico». Unas precipitaciones de las que van a beneficiarse especialmente los cítricos ya que les ayudarán a ganar calibre. El problema es cuando vienen convertidas en lluvias torrenciales.
«Si las lluvias son torrenciales podrían causar daños de arrastre de caminos, infraestructuras, etc. Por lo que estaremos pendientes para poder informar si estos episodios se producen», detallan desde ASAJA Valencia.
Inestabilidad en la atmósfera
Hay que recordar que la DANA o gota fría se produce cuando la corriente en chorro polar sufre ondulaciones y curvaturas que aíslan una parte de esta circulación.
“Esta bolsa aislada es más fría que el aire que le rodea y al llegar a nuestro país, donde en superficie y altura se encuentra con temperaturas más cálidas. Esto crea una gran diferencia de temperaturas en las diferentes capas atmosféricas que se saturan de vapor de agua rápidamente y dan lugar a fuertes tormentas”, explica Mar Gómez, doctora en físicas y meteoróloga.
Por ejemplo, en función de las zonas en a las que afecta la gota fría, en áreas como el Levante, las lluvias pueden aportar el agua necesaria para mejorar la calidad del productos como los cítricos. Pero si las precipitaciones son torrenciales, pueden dañar todo el cultivo.
Una situación que también puede ocurrir en otras frutas de verano que ya entran en su última fecha de cosecha, como los higos o las ciruelas. “A mediados del mes de septiembre, todavía se está vendimiando, por lo que la uva es un cultivo vulnerable”, apuntan desde UPA.
El granizo, el mayor enemigo del campo
Además, tanto la gota fría como las DANA, en función de la temperatura de la atmósfera, pueden traer consigo fuertes precipitaciones en forma de granizo. Una situación frecuente en muchos puntos del país, como las granizadas caídas hace una semana en Arganda, Baleares, Navarra o País Vasco.
Los fenómenos extremos son cada vez más frecuentes y el campo sufre las consecuencias
“El granizo es el peor fenómeno climático. Cuando cae sobre una producción agrícola, los daños suelen ser casi totales”, se lamenta la organización de agricultores.
Hay que añadir que en los últimos años, las entidades y asociaciones del sector agrario han constatado que tanto las DANAs como las gotas frías se producen también en otros momentos del año, como ocurrió en las últimas semanas del periodo estival.
“Está claro que los fenómenos extremos son cada vez más frecuentes y los seguros agrarios deben adaptarse, modernizarse y abaratarse para que los agricultores puedan acceder a ellos y tener unas mínimas garantías”, reclaman desde UPA.
En definitiva, estas lluvias «son muy beneficiosas para el campo valenciano, pero estaremos pendientes por si se volvieran torrenciales y causaran daños en los cultivos que están cerca de su recolección», destacan desde ASAJA Valencia.
Fuente: Eltiempo.es
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